viernes, 27 de noviembre de 2015

"El idiota" de Fiodor Dostoievski

Liov Nikolayeyich Mischkin diríase un reflejo literario del propio Dostoievski; el personaje padece, incluso, la misma enfermedad que el escritor: es epiléptico. Liov Nikolayevich Mischkin pertenece a la realeza: es un príncipe. El autor lo describe como todo sentimiento, todo ingenuidad. Es cristiano, pero a pesar de sus cualidades no puede afrontar los males y las pasiones de la sociedad. Sometido a una cura de reposo en Suiza llega a San Petersburgo donde entabla amistad con la familia del general Epantchin.Conoce a través, de sus amigos a muchas personas, interesándose más por los conflictos, los parias: Keller, un rufián aprovechado; Rogochin, de alma impetuosa que lo llevaría después a cometer un crimen, y Levedev e Ivolguin, dos alcohólicos de excelente humor y pésimas costumbres.



Escrita durante los años en que Fiódor M. Dostoyevski (1821-1881) deambuló por Europa acuciado por sus acreedores, enfermo y necesitado,El idiota (1868) es sin duda una de las cumbres de la literatura. La novela, cuyo desarrollo gira en torno a la idea de la representación de un arquetipo de la perfección moral, tiene como protagonista al príncipe Myshkin –personaje de talla comparable al Raskolnikov de Crimen y castigo o el Stavrogin de Los demonios–, cuya personalidad, significativamente, da título a la obra. Encarnación de cuantas virtudes se asocian al espíritu cristiano, Myshkin sin embargo, paradójicamente, no logra más que desbaratar junto con la vida propia, la de la mayoría de los que a él acuden.

El príncipe Myspkin es dado de alta de una casa de reposo de enfermos mentales en Suiza y vuelve a San Petersburgo, su ciudad natal, con poco dinero. Allí se entera de que es dueño de una rica herencia y se manifiesta no apegado al dinero. En los salones de la ciudad imperial se muestra como un verdadero cristiano: perdona las ofensas, piensa bien de todos, no cede al mal. Al principio le miran con escepticismo y sonrisas enigmáticas, pero termina haciéndose simpático a todos.Llega un momento en que la historia toma un giro de infortunio. El príncipe es objeto de disputa entre mujeresy se ve arrastrado a asistir a un crimen. Es incapaz de impedirlo. Lo llevan a la cabecera de un enfermo detuberculosis moribundo. La única reacción que le sale es decir:
«Muérete y envídianos a nosotros la suerte que tenemos de vivir».

A causa de los efectos de su enfermedad, se piensa que es un idiota, pero también por su carácter franco y su inocente bondad. Durante el viaje, entabla conversación con Parfyon Rogoyÿn y con un funcionario apellidado Lebedev, que le hablan de una mujer de vida borrascosa llamada Natasya Filipovna, de la que Rogoyÿn parece estar absolutamente prendado. Recién llegado a Petersburgo, el joven acude a visitar al general Yepanchin, ya que piensa equivocadamente que su esposa, Lizaveta Prokoyevna, y él pueden ser parientes lejanos. Así conoce a las tres hijas del matrimonio y a Gravila Ardalionovich (Ganya), un funcionario que trabaja para el general como secretario. Tras contemplar un retrato de Natasya Filipovna, el príncipe queda profundamente impresionado por esta mujer.

Como necesita un lugar en donde residir, Myskhin alquila una habitación en el domicilio de Ganya y así entra en contacto con su familia y el resto de huéspedes. Natasya celebra una fiesta en su casa y el príncipe se presenta allí sin ser invitado. Granya le propone matrimonio pero ella lo rechaza y lo humilla delante de todos. Rogoyÿn irrumpe en la celebración, con un grupo de camaradas, tan borrachos como él, y le ofrece cien mil rublos a cambio de aceptar su propuesta de matrimonio. El príncipe Myskhim no puede soportar que se humille de tal modo a una mujer y le pide a Natasya que se case con él, delante de toda la concurrencia.

Sin embargo, su amor se divide entre dos jóvenes, la una, Aglaya, hija del general Epantchin, quien no asume los convencionalismos sociales y tiene un carácter sensible y sincero, pero fuerte; y la otra Nastasia, una hija del pueblo marcada por un rosario de vejaciones agravios que han desembocado en un rencoroso complejo de inferioridad.

En Aglaya, el príncipe adora la naturaleza virgen, con toda la inocencia alegre que esta encierra; en Nastasia, los sentimientos se inclinan por la ternura que inspira el padecimiento de un triste pasado que cambia, debido a su amargura, el amor por odio. La balanza se inclina finalmente en favor de Nastasia a quien el príncipe considera pura, pese a su pasado infernal. La boda se celebra y, al finalizar, la novia huye en compañía de Rogochin, uno de los amigos de su esposo. Rogochin lleva a la muchacha a su retirada casa y esa misma noche en un rictus de apasionada locura, la última a puñaladas. Mischkin llega al lugar del terrible episodio para rescatar con su amor a Nastasia, quien fallece transfigurada bajo el arma manejada con fiereza por Rogochin. El príncipe, tras perdonar al asesino, vela toda la noche junto a él el cuerpo inerte de su esposa. De allí saldrá de nuevo trastornado de rumbo a Suiza donde se espera que la razón vuelve a acompañarlo.

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